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para un nacimiento sano

para un nacimiento sano 


Busca atención prenatal desde el principio
Es esencial que tú y tu bebé reciban una buena atención prenatal. En tu primera consulta prenatal te harán una serie de pruebas para detectar posibles condiciones médicas que podrían complicar el embarazo. 

Si aún no has elegido un doctor, no pierdas tiempo. Puede que tardes un poco en encontrar a la persona ideal, sea ésta 
un médico o una partera. Si vives en los Estados Unidos y te preocupa el hecho de que el doctor quizás no entienda tu cultura o idioma, lee nuestros consejos para tratar con un doctor que no sea latino. Mientras tanto, si estás tomando cualquier clase de medicamentos o si tienes algún problema de salud, llama a tu médico de cabecera y avísale que estás embarazada. 

Si no tienes seguro médico en Estados Unidos, consulta nuestra 
guía de recursos, donde listamos organizaciones que ayudan a las latinas a conseguir atención prenatal. Si te encuentras en otro país consulta en el sitio web del ministerio de salud de tu localidad para informarte sobre un plan médico gratuito al que te puedas afiliar. En México, por ejemplo, si no tienes seguro de gastos médicos ni seguridad social, puedes buscar afiliarte a la sección “Embarazo seguro” del Seguro Popular, que también protege a tu bebé cuando haya nacido. 

Cuida tu alimentación
Aunque hayas oído a menudo que durante el embarazo debes “comer por dos”, lo cierto es que solamente necesitas 300 calorías adicionales por día. Debes consumir mucha proteína. Ahora necesitas 70 gramos al día comparado con los 45 gramos que necesitabas antes de quedarte embarazada. Aunque la cantidad de calcio que necesitas es la misma que antes del embarazo, en esta etapa es esencial que te asegures de consumirla, lo cual no siempre es fácil. Lee algunos consejos para aumentar la cantidad de calcio en tu alimentación

Evita los huevos crudos y las carnes crudas, los 
quesos latinos blandos y otros productos lácteos o jugos sin pasteurizar, los pescados y mariscos crudos, así como los fiambres y jamones crudos para no ingerir bacterias que podrían ser perjudiciales para tu bebé. Evita también ciertos tipos de pescado que suelen contener altos niveles de mercurio y otras sustancias contaminantes. 

Toma suplementos vitamínicos prenatales
En la mayoría de las vitaminas prenatales encontrarás más folato (ácido fólico) y hierro que en los suplementos vitamínicos comunes. 

Es muy importante que tomes la cantidad necesaria de folatos antes de concebir y durante los primeros meses del embarazo. El ácido fólico reduce significativamente el riesgo de que el bebé pueda desarrollar malformaciones congénitas del tubo neural, como la espina bífida. 

Lo ideal es empezar a tomar 400 microgramos diarios de ácido fólico por lo menos un mes antes de quedar embarazada. Una vez que confirmes que estás embarazada, aumenta el consumo diario a 600 mcg. 

También es importante que te asegures de tomar suficiente hierro. La cantidad que tu organismo necesita aumenta bastante durante el embarazo, sobre todo durante el segundo y el tercer trimestre. 

Pero más cantidad no siempre es mejor, y ciertas sustancias pueden ser peligrosas si las ingieres en exceso. Es importante que evites consumir grandes dosis de cualquier vitamina, y no tomes ninguna clase de 
hierbas o suplementos adicionales sin la autorización de tu médico. 

Haz ejercicio regularmente
Un buen programa de ejercicios te ayudará a ganar la fuerza y resistencia que necesitas para soportar el aumento de peso del embarazo, prevenir o reducir los dolores corporales, mejorar la circulación sanguínea en las piernas, y ayudar a prepararte físicamente para el parto. También te ayudará a recuperar más rápidamente la forma una vez que nazca el bebé. 

Además, la actividad física es un excelente antídoto contra el 
estrés, y algunos estudios indican que al hacer ejercicio aumentamos nuestros niveles de serotonina, una sustancia química producida en el cerebro que está vinculada a nuestro estado de ánimo. 

Acuérdate, sin embargo, que no debes esforzarte demasiado ni llegar a sobrecalentarte o deshidratarte. También deberás evitar los 
baños demasiado calientes y las saunas durante el embarazo. 

Lee más sobre 
cómo hacer ejercicio de forma segura durante el embarazo

Descansa
El cansancio que naturalmente sientes durante el primero y el último trimestre del embarazo es una señal de que tu cuerpo te está pidiendo que descanses. Escúchalo, y reposa todo lo que puedas. Si no puedes echarte una siesta en medio de la tarde, deja temporalmente a un lado alguno de tus responsabilidades y tómate un descansito. Aunque no duermas, al menos siéntate cómodamente un rato, eleva las piernas y lee un libro o una revista. 

Las técnicas de relajación como los ejercicios de 
yoga, el estiramiento, la respiración profunda, y los masajes son excelentes para combatir el estrés y dormir mejor por la noche. 


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